Vivo del cuento

Sí, vivir del cuento se ha convertido en mi forma de vida. ¿Esto quiere decir que sea cara dura? Si soy sincera, puede ser que a veces lo sea, pues en cada uno de mis cuentos pierdo bastante la vergüenza, eso sí  sin perder la compostura, el respeto o el buen humor.

Cuentista de profesión y aprendiz insaciable por vocación, he llegado al día de hoy con la certeza de que lo más importante para mí son las personas con las que me cruzo cada día y de las que me rodeo en mis momentos por puro placer. 

Me encanta sonreír y no me permito un día sin sonrisas propias o ajenas y, para contrastar, me dejo tiempo para empaparme de la fragilidad que me otorgan las lágrimas. Aprendí que todas las emociones son bienvenidas, si no…

¿A qué hemos venido a este mundo?

Mis primeros cuentos iban acompañados de voz temblorosa, inseguridad y temores. Con el tiempo esto fue cambiando, y con formación y tiempo para experimentar sensaciones, todo fue dejando paso a viajes de aquí para allá y un enjambre de mariposas se alojó de forma permanente en mi cabeza y en mi estómago.

En cada sesión de narración oral, cuentacuentos o animación lectora se esconden infinitos detalles: sonrisas, miradas, gestos, preguntas, complicidades, efímeros silencios y emociones que convierten el momento de una contada en un momento único y adictivo.

Soy mujer comprometida con mi género es decir ¡SOY MUJER! Soy madre enamorada de mi condición de loba protectora, no soy super mami. Y me considero una profesional de la palabra dicha apasionada y charlatana… 

No cuento por contar, tampoco para embaucar o engañar, cuento porque es parte de mi vida y quiero que mis historias sean parte de la tuya.

Así es Silvia Colomer, narradora oral y cuentacuentos.

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