Quiero crear espacios de cuento
Asistí a un festival de narración y me cambió la vida.
En 2017 asistí al que sería mi primer festival de Narración Oral, y me cambió la vida.
«Encontes» Altea significó para mí muchas cosas, como por ejemplo, un chaquetón fantástico con botones de colores, una manopla casa repleta de tantos animales como especies caben en un bosque americano, un francés que cotaba el cuento más bonito que he escuchado nunca y en francés (lo entendí a la perfección y no lo hablo), una mujer sin depilar con todos sus pelos al viento, y una maravillosa cuentista que tenía el mejor regalo del mundo y un cuento de una princesa tonta, compañera que, con los años, se convertiría en una de mis mejores amigas. Eva Andujar
Ahora entendéis por qué digo que me cambió la vida, ¿verdad? bueno, pues no acaba aquí, porque además conocí a uno de los mejores y mis más admirados cuentistas y lo considero uno de los mejores porque es la humildad y la dulzura en persona, Blai Senabre.
A partir de aquí ya no pude evitar preguntar y preguntar, y aunque recibiera pocas respuestas, me empeñé en seguir adelante con esto de los cuentos. Yo quería ser aquellos maravillosos cuenteros que me habían hecho sentir tanto aquel fin de semana.
Con el tiempo han venido otros festivales como el maravilloso y revelador «Maratón de cuentos de Guadalajara». Este festival para mí fue una auténtica bomba de relojería a nivel profesional. En Guadalajara, con el paso del tiempo, mucho esfuerzo y tesón, el Seminario de LIJ de Guadalajara, ha creado uno de los espacios de cuento más especiales del mundo.
Cada año más de 1700 personas pueden llegar a contar más de 1000 cuentos de forma ininterrumpida, desde la tarde del viernes hasta el medio día del domingo. Allí, en el Palacio del Infantado y sus alrededores el cuento se apodera de niños de 4, 5 años, de personas sin hogar que no tendrán casa pero sí ganas de contar, de escuelas enteras, de agrupaciones y colectivos, de personas mayores llenas de sabiduría y ganas de compartir historias, de toda una población entera y de una gran cantidad de aficionados y enamorados del cuento que acuden a ese hermoso espacio de cuento que es Guadalajara.
Estas vivencias provocaron en mí la necesidad de crear espacios como los que había descubierto. Me creció la necesidad de llevar mi profesión más allá y me decidí a crear espacios de cuento por toda la provincia de Alicante y donde hiciese falta.
Llegó el cruel y revelador Covid-19, pero no tiré la toalla y seguí con mi objetivo poniendo en marcha mi primer ciclo de Narración Oral en Onil «Onil de contes», del cual ya tenemos la segunda edición casi finiquitada y disfrutada y que ha sido el primero de 4 ya puestos en marcha, y de muchos más que vendrán.
Quiero espacios de cuento, recuperar la palabra oral, es momento de escucha, las caras de asombro de niños y mayores, las sonrisas, las historias de otros, el boca/oreja, ¡La magia!